Siguiendo con este tópico, mi segunda habilidad relatada del diseñador es muy sencilla... la curiosidad.
Si una de las grandes funciones del diseñador es la de resolver problemas de comunicación de sus clientes, es necesario que el mismo sea muy curioso, sobre todo en la búsqueda y definición del problema real del cliente, ya que es muy frecuente que tanto el cliente como el diseñador confunda los síntomas con el problema real.
La curiosidad permite que el diseñador pueda operar la gran máxima de este oficio... la innovación. Entendiendo por ella la búsqueda de nuevas formas de solucionar un problema, no de nuevos "estilos" injustificados solamente por el deseo de cambiar.
Un diseñador curioso es un profesionista orientado a la búsqueda de la verdadera solución para su cliente.
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